Estabilidad

En toda mi vida he conocido a tres o cuatro parejas estables; no más. Si hay en estos binomios algún patrón proverbial que se repite, es el siguiente: respetan su mutua soledad.


Saben, comprenden que están juntos y solos a la vez. Se aman con intensidad, pero con la clase de intensidad que sólo la serenidad puede alumbrar. Acarician el terreno del otro sin invadirlo. No reclaman su derecho a participar en los sentimientos del otro, porque no hay nada en el otro que sea de su propiedad. Ni remotamente. Aceptan, en cierto sentido, que su condición de enamorados es una broma, una acorde desafinado que en cualquier momento puede callar por completo. Comparten una convivencia de lo más solitaria. Y lo hacen con tranquilidad.

No hay comentarios: