XXVIII

Para M.O.P.

Me encanta tu perfume de historia,
unos días como polvo sobre el Quijote,
otros, como revista de crucigramas.

Tu nombre sabe a travesía eterna,
a viaje de mil páginas sobre el mar
y a colección de romances en verano.

Tienes aún ese tacto volátil,
valiente y suave cuando quieres,
distraído y rugoso a temporadas.

Y tu voz conserva esas notas
de poema leído las noches
y de rabia contenida las mañanas.

¿Por qué habría de escoger
entre esa realidad que es fantasía
y esa fantasía que es la realidad?
¡Que sean ambas lo mismo!

Porque sólo hay una forma de mirarte
que es desde mil ángulos a un tiempo,
y una sola forma de quererte
que es todas ellas a la vez.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Un sueño, una utopía...
lo más perfecto que un hombre siquiera pueda imaginar...
aquella mujer que estremece los sentidos y quita la respiración...
Ella es, sin duda alguna, la mujer perfecta.

¡Hombre! ¡Qué poema tan inspirador!
Puede el mundo, tan inmenso, tan profundo... ¿ser merecedor de conocer su nombre?

Ferran Vega dijo...

Gracias, amigo/a, pero esto tiene tantos fallos que apenas si lo considero merecedor de llamarlo "poema".

No es que el mundo no sea digno de conocer el nombre de la mujer; es más bien cuestión de que la mujer podría ser cualquiera... y al mismo tiempo, sólo puede ser una, si me explico. Resulta paradójico que alguien que firma como anónimo exija conocer un nombre, ¿cierto? xD.

En cualquier caso, muchísimas gracias por pasarte por aquí. Un abrazo.