Hojaldre




Niégate a pronunciar el nombre de tu enemigo y le asestarás un buen golpe. Rondará cerca, muy cerca; mejor tápate los oídos. Durante cinco años, el mío estuvo siempre un paso por delante de mí, tejiendo un bordado con mi propia flaqueza. Sabía que, en cuanto yo pronunciara las palabras mágicas -¡nunca más!-, me arrepentiría. No hay peor dependencia que aquella de la que uno no quiere desertar.

Empezó chapoteando en el agua tímidamente y, para cuando miré atrás, sus brazadas abarcaban el mar entero. No encontraba consejo, método, libro, ni tan siquiera milagro que me salvara del inminente naufragio. La fuerza debía nacer de mí mismo pero, amigos, esa fuerza se moría de hambre. Han sido muchos, demasiados, los días abnegados a la nulidad total, al cero a la izquierda, al salto al vacío, a la lenta guillotina. Claro que aquellas nubecitas de humo me proporcionaban sus buenos momentos. Pero era terrible caer en la cuenta de que había olvidado cuáles eran mis buenos momentos por naturaleza, el bienestar sin aditivos. Mis buenos ratos, aquellos para los que todo ser viviente tiene el derecho impreso en la partida de nacimiento, se atenían a la voluntad de una toxina; la sustancia y su coito con las entrañas de un cigarro deshecho.

No puedo caer en el error de declararme libre de culpa. No tiraré esa piedra. Las drogas no están en el bando del sheriff ni en el del bandido, y tampoco tienen suficiente iniciativa como para robarle el protagonismo a quien las apadrina. La decisión, el sí o el basta, pendió siempre de la punta de mi lengua. Y mi silencio decretó el principio de la partida.

Fue una larga tiniebla para la que no hubo luz hasta el quinto año. Exactamente cinco años después. Cumplí veintitrés y dejé de pensar. Acababa de mudarme y, en aquel piso huérfano de muebles, de espíritu, hasta de comida, tropecé con una vieja libreta. Eché un vistazo por el balcón: ni los grillos se prestaban a pasar. La noche había caído en mis brazos. Con un lápiz roído, empecé a escribir una historia acerca de un chiquillo a quien un pastelero convence para que se deje hacer un molde de hojaldre de su propio corazón. El niño lo divide en dos mitades, entregando una de ellas a su mejor amiga, pero dicha amiga termina marchándose a otro país.

Y el niño, después de sufrir lo indecible, descubre el verdadero valor de su pedazo roto. Todo lo incompleto que se quiera, sí, pero el hojaldre es suyo. No le ha abandonado; de hecho no tendría manera de hacerlo. El muchacho vive y verá ponerse un nuevo amanecer, y luego otro, y otro más.

Haced todas las locuras que os permitan. Quitadle la comida al domador y dádsela al tigre. Haced de croupiers con vuestra propia suerte. Tiraros por la borda aunque el barco no se hunda. Creeros dioses. Pero, os lo ruego, nunca penséis que estáis rotos aún cuando los más veteranos lo digan. Uno está entero porque puede respirar, porque huele los jazmines en verano y le escuece ese último latigazo. Si tratáis de convenceros de lo contrario, os daréis de bruces con ese alarido tan familiar, tan humano, que os atenaza por dentro.

Podéis meteros en mi piel. Esa noche, en el piso vacío, cerráis los ojos y de pronto resurge el alba. Con sus olés y sus alegrías o con su olor a vinagre, pero allí está. Después de cinco años la véis de nuevo. Qué diablos, cualquiera puede verla. Es increíble. Después de todo, ese pedazo de hojaldre no está tan insípido como parece. Es probable que no haya dicho su última palabra. Es probable, incluso, que sepa mejor que un molde puro.

Desde luego. Lo sé muy bien.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

LARS
Is that really you? It was you all along? Why the fucking stuff in English? You could have told me right from the start and quit fooling around. If there’s an avenging power in nature, you’ll be the first to know, dipshit.

NEIL
Come on! You didn’t think it would be THAT easy, did you? Forthrightly, I’d rather you took me for the voyager you see. The voyager I am, issued forth from the overstretched throat of a wizard, reeling under the careful scrutiny of time. The closer to Caesar, the greater the fear, someone said.

Be my guest.


Neil
“There’s nothing funny about a clown in the moonlight”


P.S. What are you doing on the 22nd, 23rd, 24th, 25th April, friendo?

Déägol dijo...

Joder tío, no sé si será por el estado en el que "creo" que me encuentro ahora mismo, pero lo que acabo de leer me parece de una calidad soberbia. Me he quedado sin palabras para definir la grandeza de lo que has escrito.

Antes de darte la enhorabuena debería darte las gracias. Una bombilla en mi cabeza, bendito hojaldre...

Gracias y enhorabuena.

Un saludo.

Ferran Vega dijo...

DEAGOL: Me alegro de que te haya gustado, y si te ha dado qué pensar (lo que me parece increíble, dadas mis limitadísimas facultades mentales), me alegro mucho más. Todo lo que cuento en el texto es real, cosa que no suele suceder con otras de mis entradas. Un abrazo fuerte, tío, y duro con la carrera (y la vida).

NEIL: (Por si alguien se pregunta, Neil es un misterioso angloparlante cuya identidad no logro descifrar). All right, I had to try at least, ¿don't you think? Anyway, I prefer i some way not to know who could you be. One friend said: "I fear the people, but not the unknonw". And answering your question... if you're really a voyager issued forth from the throat of a wizard, you should know what I am going to do those days. (Bad attempt to joke, I know). I guess that, as my life stills being so "boring", I will not move frome my town. Or maybe I'll fly to other plane of existence. You can never know, buddy.

nunca contentos dijo...

Llego a tu blog a través de Casa de los Cuentos.

Me he quedado sin palabras. Las tuyas, releídas, no dejan de retumbar en mi cabeza... "(...) nunca penséis que estáis rotos aún cuando los más veteranos lo digan. Uno está entero porque puede respirar, porque huele los jazmines en verano y le escuece ese último latigazo (...)"

Me ha encantado este post. Volveré para leer más.

Anónimo dijo...

You say you want diamonds on a ring of gold.
You say you want your story to remain untold.

From the cradle to the grave, mate.

Neil
“There’s nothing funny about a clown in the moonlight”