VII. Reencuentro



Enjaulada en una promesa
tal vez ancestral,
viste su mejor traje.
Cigarro en mano, se maquilla
de una madurez tupida,
para ahuyentar mis dudas.
La encuentro
aún durmiente bajo un cielo sin vida,
en el fluir del gentío, confusa.
Mi ansiada espera:
el trotar del calendario
ante su inocencia flaquea.
Quiero verla amándome
sin tocarme las manos.
Desnudarla sin apenas
rozar la vestidura.
Un imposible vuelo,
como ave fénix en tierra firme;
un presente en sus senos,
cazador de recompensas
y un soneto por herramienta.
Asoma el deshielo
en su sonrisa; todo
renace en la mía. Y sueño,
hasta encontrar un edén
sepultado
bajo sus caricias.





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