Quedan pocos días como este,
Donde un soplo de aire frescoDinamita la mugre de la pared.
Fíjate en cómo has emergido,
Entre borrones de pies y cabezas,
lozana
entre tanta hierba muerta.
Una cosita tan mundana
-pero extraña-Vagando entre ritmos extraños
-pero tan mundanos-
¿Puedo poseerte un segundo?
porque quiero.
Hablarte así, de esta forma
Y los míos entre rejas.
Aunque por qué no escribirte
en un cuento infantil
-pero adulto-
Que oiré yo mismo
y nadie más también:
De mi boca
pasas al oído,
De mi pupila
a la verdad del espejo,
De mi mano
a la mancha en las sábanas,
Te ordeno que seas fantasía.
Me das toda una vida
Y entonces,
el gentío devora
Los ángulos de un final perfecto
Que te tatuaron en la espalda.
Adiós, supongo.
Mira que pudiste haber sido.
Reina en,
Reina en,
Mi palacio, qué sé yo.
Ahí está: nunca falla.
No es lo mismo cuando te intento.
Me cansa.
Siempre me cansa.
Y al final, importas tan poco
como yo.
La voz decae: al final,
siempre
me cansa.
Y todo eso.
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