XXV.

Nunca regreses a lo que fue tu hogar.
Encontrarás un motel extraño
donde ya nada se deja tocar,
donde no quedan ya motivos
que te recuerden.

Quizá lo mejor sea correr, siempre;
dejar espacio tras espacio a toda prisa,
cerrar toda puerta tras de ti
para que nada reaccione
ni regrese
una vez estés fuera.
Para negarle al eco y las sombras
su billete de vuelta.
Armar un tótem de ritmo y sigilo
que tuerza la memoria.
Ser más astuto
Que el tiempo mismo.
Desbaratar la intención misma
antes de que te ande buscando.

El mundo
se vive a cien por hora
para así no tener tiempo
con el que añorar.

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