Hands Cover Bruise

- ¿Por qué no podías dormir?
- Estaba en la ventana. En la ventana de mi salón.
- ¿Quién?
- Yo intentaba apartar la vista, pero seguía ahí, agazapado entre los matorrales. Inmóvil. Tan sólo mirándome.
- Tan sólo mirándote.
- Si me levantaba y me movía hacia otra parte del salón, su mirada me seguía. No me servía de nada irme, por ejemplo, a la cocina, porque sabía que al volver al salón seguiría ahí, tras la ventana. Imagina que tienes que irte a dormir sabiendo que vas a tener la misma pesadilla, noche tras noche.
- Pero esto no era una pesadilla.
- Su cara... no podría decirte cómo era. Sé que era un hombre, quiero decir que era de este mundo. Pero aun así era extraña. Jamás parpadeaba. Como una máscara incrustada en una faz, o viceversa. Nunca, nunca parpadeaba. Y yo no dejaba de preguntarme cuándo sucedería. Cuándo entraría. Daba vueltas por el salón, siempre bajo su mirada, y me lo preguntaba una y otra vez. Cuándo se decidiría a entrar.
- ¿Y qué hiciste?
- Dejar de preguntármelo.





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