La voz de lo irresponsable

Jorge. Jorge es lo más importante, no te olvides de él. Sacarlo de aquí antes de que sea demasiado tarde... ¿No lo es ya? Me lo prometerá una vez más... "voy a cambiar, cielito, te juro que voy a cambiar... esta es la última vez...". Por qué valdrán tan poco las palabras. No hablo ya de que sea responsable con su vida, con sus actos, sino con sus promesas... y pensar que, al principio, era divertido y todo. Verle volver a casa a las tantas, cayéndose por el suelo y tirándome contra el sofá para hacérmelo, y sí, no había mañana... pensar que lo has tenido en tus manos, la oportunidad de parar todo esto en tus manos por favor que te clave ese cuchillo si quiere, pero sobretodo no te olvides de Jorge, Jorgito, ya oigo tus llantos desde aquí, nadie mejor que un recién nacido para saber que lo peor está a punto de llegar...

Rosa mantenía una mano apoyada en la pared de la cocina y otra sobre el pecho del que era su esposo desde hacía tres meses. Aparte de la hoja del cuchillo, todo lo que había ante sus ojos eran figuras. Figuras de palabras, de promesas incumplidas, de advertencias ignoradas tú permítele estas cosas y ya verás como pronto deja de hacerte gracia, Rosita, te lo digo yo que soy tu amiga, de señales inadvertidas Rosa, cariño, perdón por haberte dicho eso... tú sabes que no soy así, la sombra de una fantasmagórica construcción que homenajeaba a la fatalidad del destino y que, después de manifestarse solapadamante en incontables ocasiones, ahora cobraba forma definida ante ella con una síntesis de desespero y odio en los ojos y un cuchillo de cocina en la mano. "¿Crees que me gusta hacer esto, hija de puta? Si estoy así es por tu culpa, a ti te gusta pensar que soy una miseria y una desgracia, de lo contrario lo habrías impedido..." Y Rosa se daba cuenta de que, por primera vez, se producía aquel ansiado triunfo del instinto y la adrenalina que le permitiría pensar con claridad.

Dios sabe que le quiero y por eso voy a dejarle. Que baje el cuchillo, es lo único de lo que has de convencerle por ahora, y bajar a la calle, la excusa que sea pero bajar a la calle y llamar a un taxi y llegar a casa de Marga, y después la denuncia y la nueva vida y el olvido, y que se termine de una vez... pero por favor, Jorgito. No te olvides de Jorge. Corres a su habitación, la cuna, la manta y bajas rápido a la calle, es de madrugada y no se atreverá a perseguirte con ese cuchillo despertando a todos los vecinos, ¿verdad? Tu problema no era ser boba, era el miedo a actuar, eso lo dijo Susana, porque mientras no actúes todo seguirá igual y mientras todo siga igual David seguirá siendo David y magulladuras y cortes en la cara, y luego...

Los lejanos llantos del bebé se convirtieron de pronto en el único sonido audible en la estancia. El cuchillo había caído al suelo con un perentorio tintineo, y David, en cuclillas, se aferraba ahora a las piernas de Rosa y hundía la cabeza entre ellas. Los lloros del hijo se confundían con los del padre, y entre ambos, Rosa se debatía bajo una miríada de voces conspirando en su coleto; la visión de un sinfín de puertas ante ella, y la necesidad de abrir una de ellas sabiendo que no habría posibilidad de volver atrás.
- No sé por qué
lo hago, mi amor... - sollozaba una ronca voz hundida contra su estómago- Este no soy yo. Se acabó. Ni una vez más, te lo juro por mi vida.
Y las manos de Rosa, más por magnetismo que por voluntad, acariciaban ahora los rizados cabellos negros de David. Podía entenderle. Podía comprender, mejor que nadie, el enorme peso que su marido debía soportar día a día. No era la primera vez que sucedía todo aquello, pero podría ser la última. Podría. Lo bueno le llega a quienes saben esperar. Eso se lo decía su abuela todas las noches, luego de recordarle que había que rezar antes de dormirse. David, cariño, por qué me haces esto. Yo te quiero, tu hijo te quiere. Eso lo sabes. Confiamos en ti. Más que en nadie. Y lo sabes.


2 comentarios:

Déägol dijo...

Promesas y más promesas... esas mujeres confían una y otra vez en que todo va a cambiar, en que esos golpes serán los últimos. Pero lo que ha pasado una vez, volverá a pasar con total seguridad.

Celos, locura y violencia... si pasa la primera, lo mejor es no permitir que pase una segunda vez. O quizá ya sea demasiado tarde, tanto para ellas como para todos los jorgitos con padres despreciables.

nunca contentos dijo...

Complicada espiral. Dudas. Esperanzas. Ilusiones. Justificaciones y dependencia. Emocional. Económica. Física. Díficil entendimiento para los que no lo vivimos.
Ojalá fuera una espiral tan frágil como complicada. Para que se rompiera en mil añicos al primer guantazo.