Madrid, Barcelona, Alicante, Valencia:
niños malcriados
disputándose una herencia.
Aún me persiguen sus bocados,
El chico es mío, no, es mío
no comprenden esa ausencia
que hoy y siempre he reclamado,
y aunque buscan hueco en mi conciencia,
son sólo un eco apagado.
Londres, Dublín, Amsterdam, Lisboa:
me acogieron en la calma de sus noches,
probé sus platos, manché sus colchas,
dejé un esperma que no admite reproche.
No las imagino llamando a mi alcoba
ni llorando cual pérfido fantoche
si mi historia les niega su cuota.
Son la joya de este broche,
éste, al que nunca añoran.
niños malcriados
disputándose una herencia.
Aún me persiguen sus bocados,
El chico es mío, no, es mío
no comprenden esa ausencia
que hoy y siempre he reclamado,
y aunque buscan hueco en mi conciencia,
son sólo un eco apagado.
Londres, Dublín, Amsterdam, Lisboa:
me acogieron en la calma de sus noches,
probé sus platos, manché sus colchas,
dejé un esperma que no admite reproche.
No las imagino llamando a mi alcoba
ni llorando cual pérfido fantoche
si mi historia les niega su cuota.
Son la joya de este broche,
éste, al que nunca añoran.