Sólo...

La piedrecita chocó contra la ventana y rodó de nuevo cuesta abajo. A mi derecha, a mi izquierda, esos 'coches más tristes del mundo' me abrigaban, extendiendo mi desamparo a ambos confines del asfalto.La llama prendía tras las cortinas blancas pero no tienes algo en el labio deja que estoy cansado sabes cansado ya va siendo hora de que te deseo no entonces porqué eh porqué lo hacemos tú decides lo mismo esta vez va en serio bésame otra vez se movía.
Cogí otro guijarro. Esta vez vi su silueta aproximarse a la ventana de inmediato. El guijarro descansó en mi puño.
- Ha venido mi abuelo - las manos flaqueaban junto al alféizar, los ojos no me contaban nada excepto que no tenían nada que contar -. Lo siento.
No importa, sólo quería verte.
- No importa - dije, y vi mis palabras evaporándose bajo las parcas y apagadas estrellas del fondo.
Se escuchaba el sonido del televisor, abajo en el salón, de donde procedía un brillo anaranjado. Habían repintado la verja de la ventana. Pronto pensé que no volvería a ver ese hogar por dentro.
- Bueno - susurró - ya nos veremos.
Claro. Toma un beso, Julieta, aunque no lo vas a querer ya. Ahora te retirarás al interior de tu aposento a abrigar nostalgias junto a la vela me lo piden a gritos tus labios me lo piden y a pasarte del dedo por el contorno de la boca. Dibújala. Ahora, otra vez. Yo lo estaré viendo.
Ella se quedó mirándome en silencio, mientras se escondía paso a paso tras las cortinas. De pronto me pareció sentir las manos apretándose a mi espalda. Agarrándose con fuerza.
Su sombra se confundió con la de la vela, ovalada y trémula. Me encendí un cigarro y permanecí dónde estaba, en completo silencio. Vi una oruga deslizándose sobre mis zapatos.

No hay comentarios: